«Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice Jehová». Jeremìas 9:24

Les daré un corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón.  Jeremìas 24:7

Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: "Conoce a Jehová", porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová. Porque perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado.  Jeremìas 31:34

A travès de estos tres versículos de Jeremías, podemos ver que hay un deseo en el corazón de Dios. El deseo de su corazón es que su pueblo lo conozca. No sólo quiere que conozcamos su nombre, o que sepamos que Él es Dios o que Él es poderoso. Él quiere que su pueblo conozca su corazón.

Todas las personas tienen el anhelo de la intimidad, de amar y ser amado. ¿De dónde sacamos ese deseo? De Dios, porque Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza ..." Génesis 1:26

Dios nos hizo a su imagen. Somos como Èl de muchas maneras, a pesar de que fuimos corrompidos por la caída de Adán y Eva. Él nos hizo semejantes a Èl, con el deseo de conocer y ser conocido, de amar y ser amado.

Piensa en esto: Si Dios no se revelara a nosotros, jamàs podrìamos conocerle. Él es el Dios que se revela a si mismo, con el deseo de ser conocido y amado. Su verdadera naturaleza es el corazón de un padre.

También se revela, por la mayor parte, a las personas que lo amaràn y lo apreciaràn. No suele darse a conocer a la gente que no quiere conocerle. Él se acerca al corazón que se acerca a Èl. Él es el amigo del alma que valora la amistad divina.

Cuando Jesús dijo: "Como el Padre me envió, también yo os envío" (Juan 20:21), a menudo malentendemos. Creemos que Él nos dio una tarea, un trabajo, una misiòn. Pero no nos dio una tarea solamente. Él nos estaba invitando a una relación. Él nos estaba invitando a la familia. ¿Cómo lo sabemos? Él dijo: "Como el Padre me ha enviado ..."

Cuando Jesús comenzó su ministerio, el Padre habló desde el cielo en una voz audible. Él no dijo, "Jesús, yo te voy a dar una tarea." Él dijo: "Tú eres mi Hijo amado." (Lucas 3:22) Jesús dijo: "El Padre no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada." (Juan 8:29) Jesús amaba a su Padre y vivía para complacerlo.

Si Jesús sólo nos dio una tarea que hacer, eso sería nada más que religión. Pero Él dijo: "Como el Padre me envió..." ¿Cómo lo enviò el Padre? Él dijo: "Tú eres mi Hijo amado." Jesús conocía el corazón del Padre. Conocía la voz del Padre. Él vivía a diario en el amor del Padre. Jesús nos envía de la misma manera.

Cuando Jesús dijo esto a los discípulos, sopló sobre ellos y dijo: "Recibid el Espíritu Santo." (Juan 20:22) En ese momento, nacieron de nuevo. En ese momento, eran hijos amados de Dios. Jesús los llamó sus hermanos. Él llamó a Dios "mi Padre y vuestro Padre". (Juan 20:17) Esto no era una tarea. Esta fue una invitación a una relación. Esta fue una invitación para unirse a la familia.

Al comienzo de su ministerio, Jesús llamó a sus doce discípulos.

Después subió al monte y llamó a sí a los que él quiso, y vinieron a él. Designó entonces a docepara que estuvieran con él, para enviarlos a predicar y que tuvieran autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios... Marcos 3:13-15

Cuando Jesús los llamó, los llamó a una amistad divina primero, antes de que Él los llamó a una tarea. Él quería que ellos estuvieran con Èl. Eso fue tan importante como el ser enviados a predicar y hacer sus obras. En realidad, fue más importante, porque sin pasar tiempo con Èl, y sin conocer su corazón, realmente nunca podrían representarlo. Si no se hician amigos de Cristo, Èl no podía enviarlos.

Estos doce hombres tuvieron que cambiar todo el mundo. No se les dio sólo una tarea. Se les dio el mismo corazón de Dios.

Jesús no nos llama a una tarea. Él nos llama a una relación. Él quiere derramar su corazón dentro de nosotros. Él quiere revelarse a nosotros y transformarnos día a día. Él quiere que valoremos su amistad y que exploremos las profundidades de su corazón. Él quiere que persigamos y que desarrollemos esta amistad. Si pensamos que es sólo una tarea, entonces Él es solamente un amo y esto es sólo una religión.

Tres años después de que Èl los llamó, al final de su ministerio, Él les dijo: Ya no os llamarè siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer. Juan 15:15

Habían pasado tres años juntos. Él se había revelado a ellos. Él había derramado su corazón en ellos. Ahora, Él dijo: "Yo les llamo mis amigos." Justo después de eso, él fue a la cruz, murió por ellos y por nosotros, y resucitó de entre los muertos. Cuando se les apareció en Juan 20:21, Él les dijo: "Como el Padre me envió, también yo os envío". Los envió como sus amigos, porque conocìan su corazón. Eran de la familia ahora. Realmente podían representarlo. Ellos no sólo eran hombres religiosos, sino que eran hombres que habían mirado dentro del corazón de Dios.

En el Antiguo Testamento, sólo un hombre fue llamado amigo de Dios. Eso fue Abraham. (Isaías 41:8) Otros hombres eran amigos de Dios también. Moisés era amigo de Dios. El rey David era amigo de Dios. Pero fue una cosa rara ser un amigo de Dios. Cuando Jesús dijo a los discípulos: "Yo los llamo amigos," eso fue algo revolucionario! Usted y yo tenemos la misma invitación en la actualidad.

Dios nos dio el don de la justicia (Romanos 5:17) para que nosotros pudiéramos ser sus amigos. Sin el don de la justicia, nunca podríamos ser amigos de Dios. Serìamos enemigos, condenados y separados para siempre. Sin embargo, Jesús pagó por nuestros pecados en la cruz. Él derramó su vida y su sangre como el pago por nuestros pecados, y resucitó de entre los muertos, para que nosotros fueramos justos delante de Dios. Esto fue idea de Dios, porque Él valora las relaciones y la amistad. Él nos valora a nosotros. Èl no nos quiere perder.

Recibe hoy el don de la justificaciòn de Dios para ti. Responde a su llamado de ser un amigo de Dios, el llamado de estar con él y conocer su corazón. Haz esta oración conmigo: "Padre Celestial, Jesús pagó por mis pecados con su vida y su sangre en la cruz. Recibo hoy tu perdón y tu don de la justicia. Quiero ser tu amigo. Quiero conocer tu corazón y tu voz. Valoro tu amistad, y yo quiero conocerte y representarte como realmente eres. En el nombre de Jesús, amén ".